τὸ νικᾶν αὐτὸν αὑτὸν πασῶν νικῶν πρώτη τε καὶ ἀρίστη
"La victoria de uno sobre sí mismo es la primera y la mejor de todas las victorias"

sábado, 24 de octubre de 2009

Casillas y la Reserva de Iruelas. Vuelta a las pulsaciones razonables


Casillas (Ávila), 10:00 am. Día despejado y algo de fresquete (8ºC). Después de poco más de una hora de coche, llegamos a este pequeño pueblo, colgado de las montañas que protegen el valle del Tiétar por el sur, y posicionado como antesala de la Sierra de Gredos. Aquí nos reencontramos unos cuantos amigos para disfrutar de un prometedor día de bici por la Reserva Natural Valle de Iruelas. De izquierda a derecha (primera foto) los disfrutones son Jorge, Jimmy, Nacho, 'el suscribiente', Ángel, Juanma y Edu.

Tras finiquitar con los preparativos nos ponemos en marcha con los nervios de quien afronta un recorrido por primera vez. Es algo así como una ruta bautismal. Todo desconocido y nuevo. Llevamos los sentidos al 100% sin querer dejar pasar el mínimo detalle. Nos dejamos llevar por el GPS de Jorge y los mapas de Edu, siempre apoyados en la experiencia de Ángel, que sí ha tenido contactos anteriores con estos lugares.

La salida de Casillas nos obliga a tomar altura desde las primeras pedaladas sobre suaves rampas que nos suministrarán los primeros regalos para nuestros ojos: un impresionante mar de nubes atrancado a nuestros pies oculta todo el valle de Cenicientos y Santa María del Tiétar. Cuando la prisa no apremia se hace difícil decidir cuál es el momento en el que el disfrute ha de dejar paso a la continuación de la ruta.

El camino continúa hacia el Castañar que nos lanzará hacia El Tiemblo, quizás el punto más mágico de la ruta. Así lo reflejan las caras de algunos de nosotros, que no cabían en si mismas por el gozo que se avecinaba. Puro disfrute.


Una vez que terminamos de ascender y recorremos unas pistas forestales bastante salvajes, comienza una frenética bajada hacia un bosque de Castaños que nos va a dejar con el aliento entrecortado. Juanma y yo decidimos retrasarnos para inmortalizar estos momentos irrepetibles.

by Jorge.

by Jorge.


Las sendas nos guían hacia el corazón del bosque en una medio hipnosis babeante donde nos vemos obligados a repetir uno tras otro: “joer, qué pasada. Increíble”. Todavía creo que sigue el eco de estas palabras por aquellos lugares. Y cierto es también que nos faltaron recipientes para llevarnos los miles de frutos que, desperdigados por el suelo, creaban una enorme alfombra de tintes marrones y ocres. “Joeeer, qué pasada”.

Y tanta fue la tontuna que nos creó el asombroso lugar que, despistados, pasamos de largo la visita al “Gran Abuelo”, un gran castaño cuyo tronco es tan grande como las historias que han presenciado y compartido sus centenarias ramas. Y así, salimos del Castañar, camino de El Tiemblo. Afortunadamente, una parada para cambiar las pastillas de freno traseras de la bici de Edu, nos estabilizó los ánimos a través de unos minutos de charleta guasona.


by Jorge.

by Jorge.


Atravesar El Tiemblo significaba, más o menos, que la mitad de la ruta estaba ya consumida. De esta localidad salimos por la N-403 que une San Martín de Valdeiglesias con Ávila, y recorremos dos o tres kms de carretera provocando algunas retenciones. “Estos ciclistas!!!”. A la altura del Embalse de Burguillo cogemos un desvío a la derecha que nos acercará hacia el punto más alto del día: la subida al puerto de Casillas (alt.1450).





Tras una breve parada para tomar una barrita y estirar las piernas, llegan las cuestas que alargan el puerto más allá de los siete u ocho kms y casi 500 metros de desnivel. Aquí cada cual toma sus propias decisiones y el grupo se va rompiendo poco a poco para reagruparse en la cumbre y comentar las sensaciones post puerto. Como la charla se alargó más de lo deseado, la continuación de la subida hacia el Pozo de las Nieves, y las vistas que este lugar ofrece, se dejaron para mejor ocasión. Claro que, tras el análisis de los planos, como asignatura pendiente de talla sobresaliente quedará clavar la bandera en el Pico de la Escusa (alt.1959).


by Jorge.

Y tras coronar y descansar, se encadenan los retratos donde la imágen del grupo entrelazado en el Alto de Casillas quedará para siempre como un momento inolvidable. Jimmy decidió disfrazarse de monolito para causar mayor efecto en la foto.

Lo que quedaba de ruta era el descenso al pueblo de Casillas, primero por pista y más tarde por asfalto (Es terrorífico contemplar como los caminos van dejando paso al alquitrán para que los vehículos particulares lleguen casi hasta el pico de las montañas). Son unos 6 kms a vertiginosa velocidad donde los más hábiles voltean sus máquinas en un duelo a muerte contra la fuerzas de la naturaleza.

Ahí quedó otra tentadora pista que une el alto del puerto y Sotillo de la Adrada para otra excursión donde los chuletones no sean parte de un fin de fiesta de traca a la mayor. Lástima que las obligaciones familiares me impidieran participar en la comilona y las risas que garantizan estos excepcionales compañeros. Razón de más para volver!

Como siempre, un auténtico placer.

Los datos:
<9/18,5> ºC
48 kms
4h17 de ruta (3:08 parcial)
15,1 km/h
1287 acumulado positivo.

domingo, 18 de octubre de 2009

Maratón “Sierra Norte” '09. Con 'K' de Karacol.

Perfil de la ruta.

Llegó el día 'K'. Toque de diana a las 6:00 am, desayuno, carretera y manta. Dirección La Cabrera. Música cañera a buen volumen para despertarme y motivar las neuronas. En el trayecto, me voy encontrando con un buen número de coches con las bicis en el techo, en los portones traseros, o dentro del vehículo. La caravana de sufridores me crea un estado de emoción indescriptible. Señal inequívoca de que estas historias cada vez me gustan más.

Edu con todo a punto.

El grupo echaba humo antes de empezar...

Aparco el coche. Un frío de narices. El termómetro alcanzaba a duras penas los 5ºC. Recogida de dorsal, del maillot conmemorativo de esta IX edición de la Maratón “Sierra Norte” que organiza el Club Karacol, y de algunos regalos. Me empiezo a encontrar con la gente. Primero veo a Edu, luego llega al polideportivo Bruna y su hermano, más tarde Víctor, Toni y… Juanma. Este se presenta vestido de calle por un inoportuno resfriado que le tiene secuestrado desde que llegó de Cazorla hace una semana. Qué mala suerte. Ya cerca de la línea de salida puedo saludar a Jimmy y Nacho, los valientes villalveros que afrontan este reto por primera vez. Les deseo suerte y me voy al lío.

Con Edu 5 minutos antes de la salida.

Salimos cerca de las 9:00 am más de 630 corredores. Los primeros metros los hago junto a Toni, del club Mammoth. Comenzamos a rodar y voy charlando con él de las últimas carreras. Esto nos despista y nos retrasa bastante en el pelotón. Cuando nos damos cuenta, apretamos los dientes e intentamos adelantarnos todo lo posible. Veo también a Bruna que va cegado superando posiciones.

Enfilando la salida de La Cabrera.

La salida del pueblo la hacemos con bastante callejeo por cuestas, lo que permite adelantar más facilmente a la gente. Pero una vez que salimos al campo e iniciamos los senderos y algunas trialerillas estrechas surgen los primeros parones. Este es el eterno cantar. Por aproximación, y por la hilera de bikers que veo delante de mí en los lugares más despejados, llevaré unas 100 ó 120 bicis delante de mí. Mi único pensamiento es tirar hacia delante e intentar gestionar las fuerzas para acabar los 80 kms por debajo de las 5 horas, ese era el objetivo.

Otro que tenía prisa.

Las zonas por donde transcurre la ruta son espectaculares, y las muelas graníticas por donde pisan nuestras ruedas son templos de la erosión y el poder de la naturaleza. Por ello intento levantar la mirada de vez en cuando para disfrutar de las vistas y los paisajes. Aunque, a veces, la polvareda que levantaban los de delante me cegaban la vista de forma notable y me cortaba la respiración. Abandonada La Cabrera tomamos dirección Cabanillas de la Sierra.

'Sandokán' Víctor.

Ya en el km.20, mi zona del pelotón iba muy estirada y rodábamos alegres, dándole al plato siempre que el terreno lo permitía. Al adelantar a un grupo, oigo una voz femenina:”Maratón Sierra Morena, ¿estuviste?”. Me freno y entablo conversación con la chica, que resultó ser cordobesa, de los Pedroches concretamente. Terminó aquella prueba en poco más de 6 horas, una valiente.

Saliendo de Navalafuente (o, era Valdemanco!) llega el primer avituallamiento, donde aprovecho para hacer pipi y tomarme una barrita. Y a la burra otra vez. Iniciamos la divertidísima zona de aproximación a Miraflores de la Sierra con bastantes kms de sendero y unas bajadas en trialeras deliciosas. Llevo dos o tres bicis por delante, a bastante distancia pero sin perderles en el punto de mira. Voy extrañado de que a estas alturas me encuentre tan solo. Llevaba 1h30 pedaleando y 30 kms recorridos. La media no era mala, así que había que seguir igual.


La subida hacia la carretera de Bustarviejo la hago a buen ritmo junto a otros tres o cuatro bikers, e intento mantenerme con ellos porque es ahora donde creo que hay que empezar a ahorrar fuerzas. En el robledal de Canencia, lo mismo, buen ritmo pero sin desgastarme porque no quería llegar a los últimos kilómetros sin aliento. Estos tramos son espectaculares, con el bosque en un color ocre llenando el suelo de hojas que chascan a nuestro paso.

En el segundo avituallamiento, lo mismo, un baño, una barrita y llenar el bidón. En dos minutos estaba fuera. Y justo cuando estaba saliendo llega Toni (este chico y yo tenemos vidas entrelazadas. Siempre cerca, nunca juntos). Todos los tramos del Medio Celemín y la espectacular bajada hasta el tercer avituallamiento las hago con la referencia de dos biker por delante a los que voy limando distancia. Por detrás, el desierto.


Al tercer avituallamiento (pk.55) llego solo y con las sensaciones muy positivas. Me lo estaba pasando genial, aunque todavía quedaban casi 30 kms y había que dosificarse. Salgo del avituallamiento con un Boulder Biker, creo que era Alfredo, y al poco se nos unen otros dos. Uno nos adelanta y se marcha poco a poco, y otro se queda detrás de nosotros. Las piernas ya se van gastando y se pedalea con menos alegría que kms atrás, así que es hora de algo de gel. Poco a poco vamos cogiendo a un grupo que iba por delante, pero no terminábamos de engancharnos.


En el km 67, en el pueblo de Lozoyuela, estaba el último avituallamiento, solo líquido. Pido un plátano pero no tienen, así que solo queda continuar. Quedaban trece kms para llegar a meta, casi todo por senderos y, ya al final, unas secuencias de rampas bastante duras con tierra suelta que a mí me hacen descabalgar.

Los últimos 5 kms se hacen largos, sobre todo porque vas viendo el Pico de la Miel desde bastante kms atrás y no terminas de entrar en La Cabrera. Las fuerzas ya van muy justas y mis predecesores han terminado por escaparse. Siempre les tuve a unos metros pero nunca pude cogerles.

Cruzo el túnel que pasa por debajo de la autovía y veo la posición de meta con una mesa y dos chicas tomando los tiempos y los dorsales (¿Porqué no se llegará al arco del polideportivo como Dios manda?). Son las 13:30. Veo a mi mujer y a mi hijo en la llegada y, mientras les doy las gracias por estar ahí apoyando, las chicas de la organización me cantan el tiempo (4h33') y la posición (44º). No está mal, teniendo en cuenta que el ganador paró el crono en 3h55' y que he entrado a solo doce minutos del 10º de la clasificación... No está mal. Más que satisfecho.

Ñam, ñam...

Bruna y su hermano dándose un festín.

La gente iba llegando al polideportivo.

Cara de satisfacción general.

La foto de familia.

Me voy al polideportivo con la familia a disfrutar de la fiesta post carrera y a esperar a los compañeros de fatigas que fueron llegando poco a poco. Al que primero vi fue a Bruna que estaba muy contento con su tiempo, Edu sigue con la suerte esquiva y no se escapa de los reventones (hay que ver como estaba el flanco de su Larsen trasera, casi transparente), y otros (Jimmy y Nacho) terminaron con una gran sonrisa en la cara después de finalizar de forma brillante su primera maratón. Y 'Sandokán' Víctor, como siempre, gozando del recorrido como sólo es capaz de hacerlo él.

Enhorabuena a todos!



Track de la ruta por cortesía de Jerobike

domingo, 11 de octubre de 2009

A rodaaar, a rodaaar, a rodaaar... A rodaaar Karacoles, a rodaaar!

Durante todo el día de ayer sábado, me fueron llegando una serie de mensajes, vía sms, desde Euskadi, que fueron torciéndome el gesto paulatinamente. Que si "los mejores paisajes que he visto nunca", que si "vaya pedazo de ruta", que si "la organización de 10", o esos otros que decían "110 kms y 3.500 de acumulado", o... "y mañana 65 más con 2.500 de desnivel". - "Bastaaaaaaaa!", "No lo soporto más!!!".

Los torturadores eran Edu y Víctor, que acababan de terminar la primera etapa de la Euskadi Extream, que salía de Lekeitio y llegaba hasta Vitoria-Gasteiz. En la segunda se llegaría hasta LaGuardia. Joer!, el cuerpo me pide hacer la crónica de algo en lo que no he participado. Estoy sufriendo un desdobleee. Madre mía cómo estoy. En fin, lo único que tengo claro ahora mismo es que esta aventura no me la pierdo en 2010.

Para reducir mi estado de super-ansiedad provocada por estos dos terroristas de la bici, hoy he salido a rodar un poco con la burra y probar ese nuevo invento de invertir la potencia. La función ha enganchado Madrid con Soto del Real y vuelta. Es un recorrido sin mucho atractivo, pero sirve para mantener vivo el fondo antes de la última carrera del año: la Karacol '09.

La salida, desde casa, me lleva hasta la Casa de Campo primero y la vereda del Manzanares después. A partir de aquí, carril bici que te crió: Montecarmelo, Tres Cantos, Colmenar y Soto del Real. Hasta tres kms antes de llegar al restaurante Miratoros, la ruta no tiene nada destacable además de ir dando pedales lo más redondo posible. En ese punto, me pasa un carretero y pienso en cogerle la rueda. Vamos llaneando y meto todo el desarrollo. Dos o tres minutos después, cuando miro mi cuenta y veo !!!50 kms/h!!!, me pego un susto de muerte y bajo dos piñones, ante lo que el amigo se despega como un cohete. Madre mía!!!

En el Miratoros, doy la vuelta. Hasta aquí han salido 55 kms en 2h07 y unos 600 metros de desnivel. Teoricamente la vuelta pica más hacia abajo, con lo que quizás pueda llegar antes de las 4 horas de ruta. A la altura de Colmenar me pasan otros 5 carreteros y un montañero que iba a cola del grupo de flacas y vestía un maillot azul de la Pedals de Foc.

No pude resistirme y tras un pequeño esfuerzo me pongo a su altura, y le pregunto por su aventura pirenaica. A partir de aquí, y siempre a rebufo de las flacas, fuimos intercambiando anécdotas varias de su Pedals (en tres días) y de la mía. El encuentro también me sirvió para hacer publicidad de los '10.000 del Soplao', prueba que mucha gente tiene idolatrada por su dureza, y siendo cierto que es una ruta complicada, la mayoría de los que tienen dudas la terminarían sin problemas. Otra historia es si se va a luchar contra el recorrido y contra el reloj...

Mis compañeros me dejan en El Goloso, donde tenían aparcados sus coches, y yo continúo hacia la Casa de Campo, através de Montecarmelo y Puerta de Hierro. Llego a casa cerca de las 2 de la tarde con 110 kms en 4h04 y cerca de 1200 de desnivel.

El maillot de la IX edición de la Maratón Sierra Norte 'Karacol 09'

Y de aquí a Karacol, donde nos vamos a juntar unos cuantos y seguro que nos lo pasamos genial. A ver si acompaña el tiempo.

El perfil que nos espera el domingo 18.

Desde luego, no ha sido ni la ruta, ni la crónica de la Euskadi Extream (que espero con ansssia viva), pero me ha servido para quitarme el "mono" que me crearon Edu y Víctor ayer.

El año que viene la cosa cambiará!!!!

domingo, 4 de octubre de 2009

88 de Mammoth '09. Apagados o fuera de cobertura


La pareja de dos.

No pudo ser. A veces, las circunstancias nos marcan el destino para bien o para mal. Una aceptable puesta a punto de tu cuerpo, un recorrido divertido con una altimetría tolerable, y un día para disfrutar de la naturaleza, no son argumentos suficientes para que todas las ilusiones se plasmen en la realidad tal y como las hemos dibujado en nuestra cabeza. Estamos a merced de tantos imprevistos que podemos pensar que la carrera perfecta no existe. Ni existirá.

Posicionados en meta.

Pesa la responsabilidad de llevar este maillot...


Ayer tocó una nueva prueba de ello. Se celebraba en Bustarviejo los 88 de Mammoth 09, una carrera por parejas que tiene un buen puñado de alicientes y una meritoria puesta en escena. Mi pareja de este año es Edu “Frenetikow”, una bestia parda en esto de dar pedales que ha llegado a situarse en una clasificación final de una maratón ciclista entre los 35 mejores (Karacol 08). Mucha tela. Buena pareja, sin duda. Por ello, y ante mi digna clasificación en la Maratón de Sierra Morena la semana pasada, tenía puestas muchas esperanzas en hacer un papel destacado en los 88 de este año. ¿Qué es un papel destacado? Digamos que entrar entre las 50 primeras parejas, más o menos.

Subiendo el Medio Celemín.

Nos citamos en Bustarviejo a las 7:15am para recoger dorsales, montar las máquinas y tener un tiempo previo para estirar las piernas antes de la salida. El madrugón ha sido de los que hacen afición. O más bien de los que te la quitan. El día, veraniego, iba a acompañar, solo quedaba que respondieran las máquinas. Las mecánicas y las humanas.



Primeras trialeras... primeros síntomas de que hoy algo no iba...

A las 9:00 se da la salida neutralizada, y a las 9:10, el alcalde de Bustarviejo pega el pistoletazo de salida a los 88 de Mammoth de 2009. Nuestra posición dentro del pelotón (unas 320 parejas) es bastante buena y comenzamos a rodar entre el primer tercio de los participantes. La subida al Medio Celemín la hacemos a buen ritmo aunque intentando mantener la cabeza fría por la kilometrada que nos queda por delante.

Después de una zona de senderos bastante divertida se presentaba la bajada hasta la Garganta de los Montes, lugar del primer avituallamiento. La falta de agua durante el verano tiene el campo más que seco, reseco, y en las zonas de bajadas se concentraba una enorme acumulación de polvo que hacía difícil la visibilidad. En estos tramos soy de los que pienso en ir varios puntos por debajo del límite para evitar caídas, sabiendo, además, que bajar no es uno de mis puntos fuertes (soy bastante miedosillo).





Vamos bien, muy bien, diría. Estaremos entre las 25 o 30 primeras parejas y rodando a bloque sin distanciarnos de nuestros predecesores. Pero de pronto veo a Edu, que iba tres o cuatro unidades por delante, echándose a un lado en plena bajada y maldiciendo en arameo. Reventón en la rueda delantera. La mala visibilidad le había hecho comerse un pedrolo. Me paro a su lado, y mientras desmonta la rueda veo con frustración como nos pasan, una tras otra, todas las bicis que caben en el espacio de los 10 minutos que estuvimos parados. Menos mal que llevaba bombonas de aire comprimido y pudimos aligerar el hinchado de la cámara.

Sendereando.

Cerca del Robledal de Canencia.

Esto nos ocurrió en el km 20 más o menos, así que todavía quedaba mucha carrera. En el primer avituallamiento paramos unos 5 minutos a reponer líquidos y comer algo de melón y plátanos. Teníamos que afrontar una zona más o menos llana por las Dehesas de Canencia donde se puede rodar a plato y se disfruta de la Sierra de Hontanar a la derecha de la marcha y de la sierra de Canencia a la izquierda.

Comienza la subida a Canencia.





Próximo destino: Alto de Canencia. Antes de iniciar la subida hacia Cabeza de Braña, pasamos por un espectacular robledal que bien merece haber sido inspiración de las mejores obras literarias. En este tramo tuve la sensación momentánea de haber pinchado, pero fue una falsa alarma. Atravesada la carretera que se dirige al Pto de Canencia, nos metemos en una pista que trepa sin miramientos por la montaña desde el primer momento con elevados porcentajes. Estaremos sobre el km.43 y en las primeras rampas me doy cuenta de que algo no funcionaba bien. La conexión con mi pareja comienza a perder cobertura. Como es una subida larga, animo a Edu a que no se cebe en la ascensión y que vaya a un ritmo cómodo. Yo decido subir al mío ya que mi compañero iba en grupo, y además, así no le haría esperar en la bajada por el GR10.1. Habremos caído hasta la mitad del pelotón, pero todavía tenía esperanzas de mejorar el tiempo que hice con Juanma el año pasado.

Final del GR10.1

En el pedregal de Canencia a Bustarviejo, lo de siempre. Algunos tapones, pero se bajó más o menos ágil. Terminado este via crucis de piedras, espero a mi socio, con quien continúo hasta el segundo avituallamiento. Desde este punto, comenzamos a bajar enlazando senderos y trialeras dirección Miraflores, primero y Navalafuente y Valdemanco, después.

Da gusto ver bajar a este tío.

El maestro Peguero haciendo de las suyas.
Último avituallamiento.

En el km. 68, a unos 18 kilómetros del final, tras el tercer avituallamiento, la falta de cobertura se transforma en “teléfono apagado”. En esta parte del recorrido ha habido cambios con respecto al año pasado, más kilómetros de senderos, pero también una subida final a la Cañada Real y a Bustarviejo que se han hecho muy duros. Mi compañero estaba seco, y en vez de ir esperándole cada poco, preferí que fuera a su ritmo sin agobiarse por mi presencia, así que, de mutuo acuerdo, le “abandoné” a su suerte. En estos kms pongo un ritmo más o menos fuerte que me permite ir adelantando a montones de ciclistas que pedaleaban con el último aliento y, ya a escasos metros de la meta, me paro a esperar de nuevo la cobertura de ese pedazo de móvil que hoy, por circunstancias, no ha funcionado como debiera.

“Ahí llega Edu”, “venga, que ya está hecho compañero”, y entramos en meta en la posición 154 con un más que discreto tiempo de 6h48:57. Al final Terminaron 194 parejas de las 320 inscritas, lo cual me parece una sangría de abandonos tremenda, aunque es verdad que el terreno causó estragos con los pinchazos, y hubo otros cuantos que rompieron la cadena por el maltrato al cambio. Es lo que ha tenido este recorrido de 87 kms y 2000 metros de acumulado que ha hecho las delicias de todos nosotros y en el que, sin duda, vives la marcha desde un punto de vista más solidario, ya que sin pareja no hay meta.

Acabado el maratón, terminado el sufrimiento.

El mayor trofeo, las felicitaciones de mi hijo y mi mujer. Ellos si que son sufridores!!!

Verificando pasos de control y tiempos.

Sea por lo que fuere, quiero dar ánimos a mi compañero al que las fuerzas le abandonaron por un día y sufrió lo indecible por llegar al final. Otro en su lugar hubiera abandonado seguro, pero, Edu, como buen gladiador que es, apretó los dientes y completó la maratón como un verdadero campeón. Habrá días de mayor gloria, compañero, pero seguro que no de tanto sufrimiento.

Recorrido y perfil.



En meta nos encontramos con Peguero y su compañero Eduardo que terminaron en la posición 50 con un pedazo de tiempo (5h41:36). Olé Mr. Peguero. Has impartido otra lección más de sabiduría en esto del Mountain Bike. Sabes que la próxima será el último fin de semana de mayo del año próximo donde tú y yo sabemos, jajaja!

También estaban por allí, Bruna y su hermano que le echaron agallas a la cuestión, y tras una semana con gripes, gastroenteritis y demás miserias víricas consiguieron terminar en la posición 189 con 7h35:15.

A todos enhorabuena y un fuerte abrazo. Nos vemos en la próxima…

Es justo destacar también la labor de la organización -en especial en el trabajo de señalización del recorrido- y la de los voluntarios que participaron y ofrecieron toda su dedicación para que quedara una marcha perfecta. Un 10.